«Empresas de Producción Social, Instrumento para el Socialismo del siglo XXI», así se titula el libro de Monedero que escribió en 2006 como asesor del Gobierno de Hugo Chávez. Lo firma junto a Hauman El Troudi, actual ministro de Poder Popular para Transporte Terrestre Venezolano. El libro fue editado por una organización dedicada a la propaganda del chavismo.
En él, el actual número tres de »Podemos», aboga por acabar con la propiedad privada y pone como ejemplo la revolución rusa de 1917 y a la Cuba de Fidel Castro.
Monedero asegura en ese libro que el neoliberalismo está agotado, y propone un modelo para que triunfe la revolución bolivariana. La hoja de ruta pasa por sustituir la propiedad privada por «la propiedad social de los medios de producción». El objetivo es nacionalizar empresas para ser más competitivos en un contexto que puede ser «no necesariamente socialista». La hoja de ruta de Monedero pasa porque la revolución bolivariana triunfe primero en Sudamérica y luego por todo el planeta.
Monedero no pone límites a esa propiedad privada. «No es lo mismo el ferrocarril o el petróleo que una peluquería». Todo quedará supeditado, según Monedero, a un diálogo social en cada lugar y en cada momento, aunque advierte: «El socialismo es incompatible con la propiedad privada».
Lenin y Cuba los ejemplos
«La revolución rusa trajo una explosión democratizadora en todo el mundo», y además asegura que el actual Estado Social Europeo no habría sido posible sin Lenin y la presión soviética que «trajo pan, educación, salud y trabajo a millones de seres humanos. «
El otro ejemplo que propone es la Cuba de Fidel Castro. «Pese a los intentos de estigmatizarla, es el estandarte de la dignidad del continente en pos de la construcción de nuestra América.»
Críticas al socialismo europeo y al capitalismo
Monedero critica fuertemente al capitalismo, y recuerda que «inicialmente tuvo comportamientos premodernos, como la esclavitud», que según él todavía pueden reaparecer. «El capitalismo actual transcurre con la vida, transofrma a las víctimas en sus propios verdugos en nombre de un consumismo irrefrenable.»
Por último lanza duras críticas contra la socialdemocracia. «Los partidos socialistas europeos intentaron construir un socialismo democrático que incorporar el discurso igualitario, pero al jugar dentro de las reglas capitalistas, no podía sino reproducir los mismos errores: prolongación de la explotación, participación en luchas neocoloniales o imperalistas en busca del excedente internacional, deterioro de la naturaleza, mutación del Estado Social y democrático de derecho en un Estado al servicio de los intereses de las grandes empresas».