El representante del férreo régimen comunista de Corea del Norte, el español Alejandro Cao, afirma que es “totalmente falso“ que Corea del Norte sufra una hambruna en la actualidad.
Contradiciendo informes, como el de Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias, que hablan de un empeoramiento del problema del hambre en Corea del Norte en la última década, Cao cuenta que el país sufrió grandes hambrunas entre 1995 y 2001 por las malas condiciones meteorológicas (temperaturas de hasta de 25 grados bajo cero) y los desastres naturales, pero señala que ese problema ya se superó y que tan solo ha una “deficiencia de calcio y vitamina C“ porque no se tienen pastos para vacas y hay una escasez de cítricos.
Cao explica además que la alimentación está garantizada en Corea del Norte porque existe un sistema de distribucion pública por el que se recibe una cartilla gratuita con alimentos básicos pagados por el estado a todos los ciudadanos, aparte de que cada persona tenga su salario. Aunque la visión del reparto de estos no entraría en la cabeza occidental. Según explica Cao, hay un control sobre los salarios que permite “evitar que haya diferencias de clases“, pues no se puede doblar el sueldo estándar (unos 3.000 wones).
Cao sostiene que la adjudicación de salarios se produce teniendo en cuenta el esfuerzo físico de la actividad. De esta manera, los mineros y campesinos son los que más ganan en Corea del Norte y los funcionarios de la capital que trabajan en mejores condiciones, con aire acondicionado, son los que menos perciben por su trabajo.
Frente a las acusaciones de gran precariedad de la educación y la privación del acceso al colegio a niños discapacitados o procedentes de familias desobedientes al régimen, tal como señala el Barómetro de la Internacional de la Educación, Cao defiende que en Corea del Norte la educación es gratuita en todos sus niveles. Hasta los 13 años es obligatoria y en la secundaria y la universidad sigue siendo gratuita y libre para todos.
El norcoreano desmiente que a los norcoreanos se les prohiba la salida del país. Lo que ocurre, según cuenta, es que por el aislamiento del país la moneda nacional, el won, no es convertible por ninguna moneda extranjera. Por ello, si no dispone de ayuda exterior para salir, a un norcoreano le resulta imposible costearse el viaje porque los vuelos se pagan en dólares.
Cao afirma, no obstante, que cientos de ciudadanos atraviesan la frontera con China cada día por tierra en delegaciones de negocio o culturales.
De las restricciones de entrada al país, Cao explica que cualquier persona puede obtener un visado de turista y, de hecho, en España opera la agencia Tawana en Barcelona que organiza viajes al país.
El norcoreano reconoce, sin embargo, que un periodista sí tiene “muchas más restricciones“, dejando clara la visión del régimen sobre la libertad de expresión. “Los periodistas no vienen a informar, sino a insultar y manipular“, según opina Cao.
En cuanto a la prohibición de propiedad de vehículos, Cao cuenta que los pocos coches que circulan por Corea pertenercen al gobierno y son utilizados para necesidades específicas. “Cada empresa para sus funciones tiene unos tres o cuatro vehículos que son utilizados para aspectos logisticos. No pertenecen a una persona, ni siquiera un ministro. El mismo vehículo que lleva a una ministra lo puede usar cualquier oficinista“ para una necesidad puntual.
Resulta paradójico que, mientras el pueblo tiene que salvar largas distancias a pie o en bicicleta, el gobierno y su líder, que Cao califica de humilde y cercano, utilicen una flota de vehículos de la firma de lujo Mercedes. Ante esto, Cao argumenta que es una de las fabricantes de automóviles más fiables y seguras.
Así mismo, la ausencia de acceso a Internet es justificada por Cao como una forma de proteger al pueblo de contenidos inadecuados como el consumo de drogas, las prácticas de suicidio colectivo o la pornografía, que Cao apunta, supone hasta un 25% de los contenidos de la Red.
El representante del régimen explica que desde el gobierno intentan “encauzar (al pueblo) hacia una sociedad igualitaria“. Existe así una intranet en la que se tiene acceso a contenidos culturales y los medios de comunicación del país son medios para la educación con documentales, películas de acción o románticas y mucho arte y música, según cuenta Cao.
El español, que es el único extranjero nacionalizado norcoreano que trabaja para el régimen comunista, lamenta las críticas de las sociedades extranjeras que enjuician a Corea del Norte sin saber. “Ver es creer, una persona debe ver. Para entenderlo hay que vivirlo“, señala Cao, quien invita a conocer la realidad norcoreana desde dentro para entenderla