Mercedes de la Torre, directora general de acceso universitario de la Universidad Pablo Olavide, opina que los estudiantes tienen menos espíritu crítico y no saben acudir a las fuentes reales del conocimiento, sino que su recurso es Internet.
Ha bajado el nivel en las habilidades lingüísticas y de comprensión de matemáticas. “Viene con más faltas de ortografía, hacen una lectura rápida y profundizan menos”.
Es profesora de traducción y filología y en sus clases tiene a alumnos que nunca han leído a Cortázar, Carlos Fuentes o a García Márquez. Hace años daba las pautas para el comentario de texto y lo hacían. Ahora se pierden, no sabe el procedimiento de introducción, desarrollo y conclusión.
Cristóbal Macías, director del departamento Filología clásica de la UMA:
El docente considera que ha descendido el nivel como consecuencia de la LOGSE. En el primer año de carrera en filología clásica, la mitad de los alumnos suele estar como trampolín para poder acceder a otra titulación.
En latín ha habido un cambio en el método de aprendizaje en el Bachillerato, en algunos institutos, por el método inductivo-contextual, de modo que se imparte la lengua como si estuviera viva. Los estudiantes, cuando tienen que cambiar de este nuevo método al tradiconal, encuentran dificultade. El profesorado, al final, imparte el primer curso como una prolongación de 2º de Bachillerato con texto adaptados.
En las disciplinas de letras e historia se detecta un descenso de las competencias lingüísticas, que no ocurría hace 8 o 10 años. Los alumnos cometen faltas de ortografía y muchos no comprenden realmente lo que leen. Los docentes emplean el primer curso en resolver las lagunas porque si no, los estudiantes no promocionarían.
El descenso del nivel obliga a un cambio de metodología, por ejemplo, la división de grupos reducidos para remarcar la enseñanza en los estudiantes con dificultades a partir de la semana 7 o 9. La tasa de aprobado en sus clases ronda el 70%.
En su opinión, la falta de la cultura del esfuerzo explican el deterioro en las habilidades lingüísticas y del nivel cultural.
Manuel Sánchez Moreno, profesor de bioquímica de la Universidad de Granada
Constata una falta de conocimientos básicos en lenguaje y carencias en comprensión oral y expresión. “No saben estudiar, tampoco comprenden a veces los textos, surgen problemas y se pierden”.
Admite que ha rebajado el nivel en el aula, ya que se ha suprimido materia porque los docentes dedican tiempo para que los alumnos sepan lo que se les está impartiendo.
Ha cambiado la metodología, pues les facilita textos en inglés para que los resuman y los expongan en clase. De esa manera, este docente constata que han comprendido la materia. Por cierto, que piensa que el nivel de comprensión en inglés “es decente”.
Piensa que los jóvenes salen preparados de la universidad en su disciplina, pero que podrían ser mejores, distinguirse, si hubieran llegado al ámbito académico con la “base primitiva”.
Rosario Carvajal, profesora de Ciencias Sociales y Comunicación de la Universidad de Cádiz
Considera que los alumnos vienen ahora más preocupados por el examen y por lograr el título que por aprender y asimilar el contenido. También observa carencias de competencias básicas en expresión oral y escrita que se arrastran desde la educación elemental.
Lo que más le preocupa es la falta de interés por aprender, porque piensa que para adquirir conocimientos de forma fluida es necesario tener la voluntad y el entusiasmo por aprender.
También, el alumnado llega con el chip de lo memorístico, ya que no se les ha habilitado en el ejercicio de la reflexión y la capacidad crítica.
Pero valora positivamente que el alumno sea más espontáneo y tenga mayor compromiso social.
Antonio Manuel Rodríguez Ramos. Derecho civil de Córdoba
Cree que para unas cosas vienen peor y para otras mejor. «Hay un nivel técnico probablemente el más elevado, especialmente en idiomas, es decir la diferencia en el conocimiento de idiomas a fecha de hoy con el que había hace 15 o 20 años es infinito. Pero hay un problema del que no son absolutamente culpables; se someten a un modelo de universidad en el que no se les trata como seres libres e inteligentes».
Los planes de estudio de hace diez años les permitían el tener tiempo para decidir qué estudiar y cómo estudiar. Pero ahora existe una inflación de asignaturas y un nivel de exigencia muy elevada proporcionalmente y eso hace que funcionen como autómatas.
«En cuanto se les motiva responden inmediatamente. Vienen muy sometidos a compartimentos».
Agustín Molina Morales es catedrático del área de economía aplicada de la Universidad de Almería
Cuenta que que los jóvenes que llegan ahora a las universidades «han empeorado muchísimo de forma clara porque la formación de hace diez años y la de ahora es la misma».
Es de la misma opinión que algunos profesores que piensan que no solo ha descendido el nivel de cultura general en los alumnos que llegan a las universidades después de Selectividad sino que además las competencias básicas tambien se han visto afectadas. Las matemáticas o las habilidades de expresión oral o escrita han disminuido su nivel en los últimos años.
Francisco Navarro, profesor de Biología general y geológicas de la Universidad de Huelva
Explica que en los doce años que lleva impartiendo clase han tenido que bajar hasta en tres ocasiones consecutivas el nivel de los exámenes para poder mantener el nivel de aprobados.
«Retienen peor los conocimientos, tienen menos memoria y menor léxico», asegura y tamibién advierte que «antes conocían más la etimología de las palabras y les ayudaba a entender conceptos, ahora eso se ha perdido».
Macario Cámara de la Fuente, profesor de Contabilidad de Gestión en la Universidad de Jaén
Asegura que en su especialidad los alumnos no necesitan una formación cultural amplia porque se trata de conocimientos más técnicos. Cámara de la Fuente imparte clase a alumnos de tercero muy seleccionados por lo que no ha notado una diferencia sustancial entre los estudiantes de ahora y los de hace años.
No obstante, Cámara cree que si fuera profesor de Humanidades «sí notaría que tienen una menor preocupación por su formación», alega.