Quieren defender la Constitución. Son de derechas y tienen ideas de izquierdas. Es decir, son de centro. Ofrecen un proyecto distinto y distante de las estructuras clásicas, del bipartidismo reinante. No tienen pasado comprometedor. Su bandera es el dialogo y no pretenden destruir todo lo anterior sino mejorarlo.
Su líder procede del sistema, pero se salió de él, perteneció a nuevas generaciones del PP pero no resistió el ostracismo. Además, maneja bien la palabra y su imagen da credibilidad de persona bien, domina el debate y los medios. Es de la burguesía aunque no da esa impresión.
Eso es lo que los votantes ven de Ciudadanos. Algo diferente para evitar el enfrentamiento de las dos Españas y, sobre todo de Cataluña con el resto del país. Buscan la unidad de la nación aunque respetando las características de cada territorio ¿Son la UCD de la postransición? A tenor de la acogida que le dan las encuestas así lo parece.
Han caído como agua de mayo en un electorado que busca “agua fresca”. Pero también hay grandes diferencias. La UCD era más una coalición que un partidoLa UCD fue la fusión de muchas corrientes. Desde los procedentes del postfranquismo, como el propio Adolfo Suarez, hasta socialdemócratas, que luego como Fernández Ordoñez acabaron en el PSOE.
En medio había democratacristianos, liberales, partidos regionalistas e independientes. Todos tenían sus líderes bastante conocidos, eso sí en círculos restringidos pero con prestigio profesional. Si Albert Rivera hubiera culminado su asociación con UPyD se hubiera parecido más a la UCD, con el crecimiento orgánico al que parece estar abocado.
Claro está que una coalición no tiene la disciplina de un partido, aunque puede albergar más sensibilidades y, en consecuencia atraer un electorado más amplio. Además, una coalición tiene “barones” que tienen su propia personalidad y como decían los nobles castellanos a su rey: todos somos iguales a vos y juntos más que vos
¿Aceptaría esta situación Albert Rivera? La UCD tenía un objetivo que una vez cumplido la dejo sin consistencia. La UCD tenía un objetivo: pilotar la transición de la dictadura a la democracia. Y una vez cumplido su heterogeneidad fue su fortaleza y su debilidad. Como escribió Martin Villa: “fue una sociedad, que, cumplido su fin social, se disolvió”.
¿Es lo que podemos esperar de Ciudadanos? No parece. Tiene vocación de permanencia y eso es bueno para unas cosas y no tanto para otras. La vocación de permanecer en el Poder lo identifica con los partidos a los que pretende sustituir. No es que UCD lo tuviera claro desde el principio; quien lo tuvo meridiano fue su electorado
¿Será lo mismo con Ciudadanos? Nada puede ser igual que la UCD, las circunstancias no se repiten, pero puede cumplir una misión similar. Si Albert Ribera está dispuesto a acoger a grandes personalidades (ya lo hizo con Girauta, con Compte y Garicano) y a darles juego. Si está dispuesto a inmolarse por la misión…. Entonces no será la UCD pero servirá para dar un nuevo impulso a esta España mía, a esta España nuestra ¿A esta España de Albert Rivera?